La lluvia amarilla es el monólogo del último habitante de un pueblo abandonado del Pirineo aragonés. Entre la "lluvia amarilla" de las hojas del otoño que se equipara al fluir del tiempo y la memoria, o en la blancura alucinante de la nieve, la voz del narrador, a las puertas de la muerte, nos evoca a otros habitantes desaparecidos del pueblo que lo abandonaron o murieron, y nos enfrenta a los extravíos de su mente y a las discontinuidades de su percepción en el villorrio fantasma del que se ha enseñoreado la soledad. En esta etapa final de una supervivencia desolada, La lluvia amarilla confirma en Llamazares el léxico vivo, preciso y genuino, la autenticidad artística y las dotes de creación de un clima poético y un universo personal que acreditan en él a uno de nuestros más valiosos narradores.
(Texto extraído de la tapa trasera del libro)
La novela es una narración poética impresionante que nos hace
reflexionar, no solo sobre el tema central del libro (el abandono de los
pueblos del Pirineo), sino también sobre la soledad, el tiempo, la
muerte, la cordura y la locura. Sin embargo resulta dificil de creer que
el personaje protagonista, Andrés un pastor de Ainielle, pudiera hablar
y manejar el lenguaje tan magistralmente como se muestra en el libro,
escrito en primera persona. (Fuente: Wikipedia)
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Bien podría ser Ainielle |